Fichman
se enfrentaban a un grave obstáculo: convencer a
Saramago.
“Siempre me resistí (a vender los derechos de Ensayo sobre la ceguera)
porque es un libro violento sobre la degradación social y no quería que cayera
en manos equivocadas.”, dijo Saramago en una entrevista concedida a New York
Times Magazine en 2007.
Finalmente,
Saramago aceptó y McKellar empezó a trabajar en uno de los retos más
estimulantes de su carrera. "Sabía que sería muy difícil que la película
tuviera el tono del libro de Saramago”, explica McKellar, "Ninguno de los
personajes tiene nombre ni pasado, lo cual es muy poco corriente en una
historia de Hollywood. La película, al igual que la novela, aborda directamente
el tema de la visión y los puntos de vista y te pide que veas las cosas desde
otra perspectiva. Para mí, como guionista, resultó muy liberador”.
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